Juan Crespillo y su relación con la Iglesia del Salvador de Antequera. Año 1675
Fue el primer templo consagrado a la
cristiandad, cuando Antequera fue arrebatada a los musulmanes en
1410. Fue también un lugar destacado dentro de la esfera municipal
al utilizarse sus dependencias como sala de reuniones del concejo y
albergar las tumbas de los conquistadores, cuyas familias se
perpetuaron en el gobierno de la ciudad, y se convirtieron en la
nobleza antequerana. Cuando Fernando de Aragón conquista la plaza en
1410 convirtió la mezquita en el templo de San Salvador. De él sólo
se conservan algunos testimonios escritos. La importancia del templo
radicaba en que en sus dependencias se reunía el concejo de la
ciudad durante los siglos XV y XVI. En el transcurso de los años
llegaron nuevos pobladores a la ciudad alentados por la exención de
impuestos como el de las alcábalas, y la repoblación de zonas más
ricas de la vega antequerana hizo que la collación de San Salvador
fuera perdiendo feligreses, agravado por episodios como la peste de
mediados del siglo XVII. En 1667 se llevó a cabo por las autoridades
eclesiásticas la extinción del templo, quedando relegada a ermita.
En 1675 el concejo, del que ahora depende la ermita, lleva a cabo
esfuerzos para rehabilitarla. Se funda una capellanía dotándola
anualmente por vía de limosna, de cincuenta ducados y doce fanegas
de trigo. La ciudad ostenta el privilegio de elegir y destituir al
capellán. En la sesión del concejo celebrado el 22 de febrero de
1675, se elige al primer capellán para llevar a cabo este cometido
que recae en el presbítero, Juan Crespillo.
Fuente: Archivo Histórico Municipal de Antequera. Fondo Municipal. Sección Gobierno. Libro de Actas Capitulares Nº 1669. Sesión del 22 de febrero de 1675.
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