Entre la Plena y Baja Edad Media (XIII-XV), individuos portadores del apellido Crespillo, procedentes de Castilla se
asentarían en los territorios que formaban el antiguo Reino de
Sevilla, y contiguo a este, el reino nazarí de Granada. Entre
ambos, una extensa frontera, la llamada en la historiografía “banda
morisca” donde cristianos y musulmanes lucharon por su
defensa hasta la caída de dicho espacio político musulmán a fines
del siglo XV.
Las
hostilidades entre el reino de Sevilla y el granadino, terminaron con
Enrique IV en una última
campaña
en 1458. Dos años después, se firmó la paz más duradera entre
Castilla y Granada, hasta que en 1482, los Reyes Católicos reanuden
la campaña militar que no terminará hasta la conquista del reino nazarí en 1492. Pero para llegar a ese momento final, los diferentes
lugares y plazas fronterizas recuperadas al Islam en la frontera
granadina, eran inmediatamente repoblados con contingentes humanos de
diferente procedencia. Sería en este momento más tardío, y no en
otro, cuando algún poblador con el nombre "Crespillo" se
afincaría en este espacio inestable e inseguro propio de una
frontera, la ya denominada banda morisca. Por otro lado, los
acontecimientos históricos confirman el hecho que los siglos XIV-XV,
este espacio se va repoblando de manera continua debido a una serie
de circunstancias favorables como las que exponemos a continuación:
reorganización del poblamiento favorecido por el alejamiento de la
frontera granadina más allá de los LLanos de Antequera (1410), y de
la Serranía de Ronda (1485); la relación con un incipiente
crecimiento demográfico, y posteriormente, con la definitiva
desaparición del Reino de Granada en 1492. Por último, el esfuerzo
de señores y campesinos que propiciaran las repoblaciones de los
siglos XIV-XV y que se extenderá hasta el siglo XVI. El hecho de ser
una zona de extraordinaria riqueza económica (cereales y ganadería),
para el abastecimiento de los grandes concejos de realengo de
Carmona, Écija o Sevilla, atrajo a un gran número de campesinos y
repobladores. Será la oligarquía urbana de estos concejos de
realengo, detentora de importantes patrimonios, y a los propios
concejos municipales a promover el poblamiento de sus cortijos y
aldeas de los términos marginales. El asentamiento de pobladores se
produjo mediante la concesión a titulo señorial de ciertas tierras
incultas para ser roturadas, pobladas y defendidas. De esta forma se
gestaron un conjunto de pequeños señoríos, cuyos titulares
intentaron por todos los medios posibles atraer vasallos pobladores
que pusiesen en explotación las tierras hasta ahora incultas. Un
ejemplo claro de estas iniciativas de los señores, es el caso del
señor de Teba, que llevaría a cabo la repoblación de la villa de
Campillos en 1492 y 1501 respectivamente, al encauzar las actividades
repobladoras realizadas particularmente por campesinos procedentes de
Osuna, Teba y Antequera. La
llegada de estos nuevos pobladores cuya procedencia, como vemos,
eran de las tierras próximas, supuso la creación de linajes y casas
solares que serían los instauradores de distintos
apellidos. Pero, quiénes eran
estos individuos que se atrevieron a poblar tierras recién
conquistadas. Los hechos nos acercan a personas que querían
labrarse un futuro distinto al que tenían, campesinos libres, que
habían sido propietarios, carentes de seguridad y sin medios
económicos, abocados a convertirse en jornaleros, el sueño de un
modesto patrimonio familiar y la segura protección de los señores,
fueron la garantía suficiente para avalar el éxito de las
repoblaciones tardías en el interior de la Banda Morisca.
De esta forma, y a
modo de ejemplo, el número de campesinos que poblaron la villa de
Campillos en 1501 era un total de 19 pobladores.
Curiosamente, uno de
ellos, un tal Juan Crespillo, formó parte del grupo de labradores
procedentes de Teba que participaron en la puesta en labor de tierras
que más tarde formaron la dicha villa.
El
Dr. Don Juan Gómez Vallejo y Acuña, cura y beneficiado de
Campillos, en el año de 1625 ilustró el
Libro de Protocolos que se conservaba en el Archivo parroquial con
las primeras noticias acerca de los orígenes y fundación de la
incipiente puebla de Campillos y de su Iglesia “(…) En 1516,
viendo los dichos labradores que ya había más de sesenta casas,
habitadas entre otras por las familias de los Aciegos, Polos,
Crespillos y Naharros, y que se quedaban sin misa los días de
fiesta, y el trabajo que pasaban en ir a recibir los Sacramentos a
Teba, se juntaron Gonzalo Pachón y Miguel Ximenez y fueron a pedir
al Iltmo. Sr. D. Diego Deza, Arzobispo de Sevilla, les diese un
clérigo que les dijese misas los domingos y fiestas; y se nombró
para dicho efecto a Nicolás Gálvez, vecino de Teba; se hizo una
iglesia de chozas frontero de donde ahora está la iglesia de Nuestra
Señora Sana Ana y se dijo veintiún años, en el cual tiempo se
llevaban a bautizar los niños a Teba y desde allí se administraban
los Santos Sacramentos a los de este lugar. En 1536 había ciento
cincuenta casas y concedió el Arzobispo Cura y Pila de de Bautismo
(…)
El 13 de Enero de 1537 se administró el primer bautismo
por el presbítero Bartolomé Sánchez Serrano, su primer cura, fecha
en que se principió a labrar la Iglesia en el sitio donde hoy se
encuentra.
Los documentos ponen en relación tres localidades donde radicaría este
apellido. En primer lugar, Teba, en la actual provincia de Málaga, y
que por entonces formaría parte del reino y del arzobispado de
Sevilla, y por otro, Osuna y Campillos, entre las actuales provincias
de Sevilla y Málaga, dos poblaciones muy cercanas (no hay que olvidar Ronda, ciudad en la que hemos encontrado un testimonio mucho más antiguo de la presencia de nuestro apellido). Entre los nuevos
avencindados en la nueva villa de Teba, se encuentra esta persona portadora
del apellido Crespillo, cuyo linaje y casa solar podría haberse
extendido por estos tres concejos y su tierra, todos ellos
pertenecientes al reino de Sevilla, algo lógico, si pensamos
que los movimientos campesinos en este espacio de frontera y en esta
época, consistían en migraciones entre localidades vecinas, muy
cercanas unas de otras, lo que se ha venido en llamar un "fenómeno
migratorio interior de corto radio".
Es
probable que Juan Crespillo, vecino de esta localidad, así como sus
padres, se instalaran en el lugar desde el momento en el que se
establecieron dichos privilegios en 1456. Sin embargo esta afirmación
nos lleva a otro interrogante, si nuestro poblador llegó a la villa
de Teba por los privilegios que se les daba a todos los que en ella
se asentaban, ¿cuál era su procedencia?, y de forma más general,
¿cuál era el origen de los primeros pobladores de Teba?.
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