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miércoles, 29 de octubre de 2014

PASAJEROS A INDIAS (3)

DE LA VILLA DE TEBA (MÁLAGA) A NUEVA ESPAÑA (AÑO 1618).



María Crespillo, de 30 años de edad, pequeña de cuerpo, y trigueña, vecina de la villa de Teba (Málaga), era esposa de Juan Bautista Holgado, de edad de 40 años, de buen cuerpo, con algunas señales de pólvora en la frente, y en la muñeca izquierda, una quemadura de pólvora. En 1618 pidieron licencia e información para pasar a las Indias, y en concreto a Nueva España, junto con sus tres hijas: Juana, Isabel y Ana [Holgado Crespillo], y su sobrina Ana de Muro.
María Crespillo tuvo que demostrar que sus padres y abuelos eran cristianos viejos, para lo cual se hace mención a los mismos: abuelos paternos: Juan de Vilches y Doña Ana María Rodríguez, y abuelos maternos, Juan Ruiz del Muro y a Doña Isabel Crespillo. Que su marido era Juan Bautista Holgado, hijo de Martín Holgado y de Juana de la Cruz, todos vecinos y naturales de Teba. Que el dicho Juan Bautista Holgado fue casado y velado con la dicha María Crespillo desde hace 14 años y que habían procreado a varios hijos que son Doña Juana de doce años, Isabel de cinco años, y Ana de dos. Que la dicha Ana del Muro, doncella, es hija de Antón de Guerra y de Ana García del Muro, la cual hubieron durante su matrimonio y que a la edad de dos años, los dichos sus padres murieron en la villa de Teba, y por ser huérfana la criaron y que es de edad de 15 años poco más o menos.
Los testigos interrogados confirmaron los anteriores parentescos, y saben que Juan Bautista y María, al igual que sus abuelos paternos y maternos, fueron casados y velados,  y que hicieron vida maritable.
Licencia concedida el 12 de junio de 1618.
 
Fuentes: Archivo General de Indias. Contratación. 5360, N. 70.
 






viernes, 17 de octubre de 2014

CRESPILLO EN LA INQUISICIÓN (1)


Juan de Arroyo Crespillo, clérigo, acusado por el Tribunal de la Inquisición de Córdoba.  Año 1597.

[ Juan de Arroyo Crespillo y su padre, no sospechaban en el lío que se iban a meter con la compra de unas casas a unos vendedores acusados de herejía ]



Grabado sobre la Inquisición.

Siendo todavía muy joven, Juan de Arroyo Crespillo, inició su carrera eclesiástica en Écija como clérigo de menores órdenes. Sin embargo pronto se inició junto con su padre, en los negocios del mercado del aceite. Son pocos los ejemplos de eclesiásticos dedicados a la actividad comercial, aunque la mayoría fueron objeto de condena por parte de la Iglesia.
 
El ingresar en el clero no sólo fue una salida profesional y lucrativa en muchos casos, también suponía estar al margen de la justicia ordinaria. Gran importancia tuvo el privilegio del fuero, mediante el cual, el clérigo sólo podía ser juzgado por las diversas instituciones eclesiásticas, librándose de la jurisdicción temporal en los enjuiciamientos civiles y penales. Sin embargo, su condición de eclesiástico no le iba a eximir de sus problemas con la justicia que comenzaron a raíz de la herencia de un importante patrimonio inmobiliario que heredó de su padre, Juan Prieto Arroyo. La posesión de unas casas junto con unas tiendas en la calle Odrería, en la ciudad de Écija, en la collación de Santa Bárbara, valoradas en 337.500 maravedíes,  y compradas por su padre, le va a reportar un conflicto con la jurisdicción religiosa representada por el Santo Oficio de Córdoba, a cuya jurisdicción pertenecía la vicaría de Écija. La Inquisición fue, por su propia naturaleza, una fuente inagotable de problemas jurídicos. Las acusaciones del Santo Oficio, multiplicaron los litigios, pues los acusados se defendían con todas las armas que tenían a su alcance durante años. El Fisco Real del tribunal de la Inquisición de Córdoba iniciará un pleito el 19 de Noviembre de 1597 contra el mercader ecijano por la propiedad de dichas casas, un conflicto jurídico entre partes que se eternizará durante años, incluso después de su fallecimiento en 1618.

El litigio se produjo cuando Juan Prieto, compró unas casas a los acusados de herejía, Francisco de Morales, escribano público de Cabra, y vecino de Écija, y su mujer Catalina Hernández de LLerena que las había recibido esta última como dote. La demanda que el fisco del Tribunal de la Inquisición de Córdoba presentó al mercader y a su padre, ponía en entredicho la propiedad de estos bienes inmuebles y de sus rentas, que venía justificado porque la compra de los mismos, se había realizado años después de que los vendedores, Francisco y Catalina, hubieran sido declarados como herejes. La escritura de compra se produjo en Écija el primero de diciembre de 1578, mientras que el delito de herejía comenzarían a cometerlo en 1575, es decir tres años antes de que la dicha Catalina de LLerena vendiera las casas.
Desde que se produjo la demanda del fisco en Noviembre de 1597 hasta el año 1600, Juan de Arroyo Crespillo, permaneció recluido en las cárceles de la Inquisición de Córdoba. La sentencia contra Juan y sus procuradores, vistas todas las pruebas, concluía el 17 de Enero de 1600 con la restitución por parte de este último, y en los seis días siguientes a la notificación, de las casas junto con las tiendas al fisco Real, con todo lo que habían rentado desde el 19 de diciembre de 1597. Fue firmada por el licenciado Iñigo de Leciñiana, Inquisidor de Córdoba y juez de bienes confiscados.
 
 
 
 

sábado, 11 de octubre de 2014

El apellido Crespillo en tierras castellanas: la ciudad de Trujillo. Año 1496.

Trujillo (Cáceres) es una cita obligada en nuestro recorrido por la historia de nuestro apellido. Será el rey Juan II quien conceda el título de ciudad en 1430. Habrá que esperar varias décadas después de esta solemne fecha cuando veamos, por vez primera, la mención de nuestro apellido.
Conocemos la existencia de una casa solar en los límites más occidentales del Reino de Sevilla, en Extremadura, concretamente en Cáceres, de claro origen castellano, donde aparece un linaje con el apellido Crespillo de estirpe nobiliaria frente a otros formados, seguramente, por personas dedicadas fundamentalmente a las labores del campo. Sería razonable pensar que individuos con el apellido se trasladaran desde Extremadura hacia otras zonas reconquistadas en Andalucía, reinos de Sevilla o de Córdoba.
En el archivo municipal de Trujillo existe una mención a un tal Gonzalo Crespillo que aparece entre los diferentes cargos concejiles, tras las elecciones que tienen lugar en la ciudad por orden de los Reyes Católicos en 1494, y celebradas en noviembre de 1496. Trujillo era junto con los dominios de la Orden de Santiago en Extremadura, los únicos puntos donde se hacían elecciones para los cargos en el siglo XV, mientras que en el resto de la ciudades solariegas o realengas, los cargos se asignan por designación señorial o regia. Este último caso es el de Trujillo, además con la particularidad de que los cargos se lo reparten entre nobles y plebeyos. El que desempeñaba nuestro protagonista era un cargo menor, concretamente el responsable del “peso”, junto a Martín de Escobar y Sancho del Mirón. Tres linajes se repartían, por tanto, la administración de la ciudad. El de Gonzalo Crespillo era el de los Añascos que presumiblemente procedían de Toledo o, según otros autores, de las montañas de Burgos.
[ Fuente: Linajes trujillanos y cargos concejiles en el S. XV. Carmen Fernández-Daza Alvear. Universidad Complutense. p. 431.]
Los datos que nos aporta este documento son interesantes pues permite confirmar la teoría de Vicente de Cadenas y Vicent que nos proponía un origen castellano, y más concretamente burgalés, entre los orígenes de nuestro apellido.
La casa solar de los Crespillo permanecería arraigada en la ciudad, a través de distintas ramas familiares que serían portadoras de nuestro patronímico. El archivo municipal de Trujillo entre sus innumerables legados y documentos, conserva una escritura de venta donde se menciona, una vez más, nuestro apellido. Se trata de la escritura de venta de unas casas otorgada por Inés de Tapia, mujer de Pedro Crespillo, a favor del licenciado García de Toro, situadas en la Plaza, linderas por una parte con casas de Martín Alonso, espadero, y por otras, con casas de Gonzalo de Sanabria, en 540 ducados de oro, que eran 202. 500 maravedíes, más con cargo y tributo de 750 maravedíes y cuatro gallinas y cuatro pollos de renta de censo. En Trujillo a 5 de abril de 1553, ante el escribano Alfonso Díaz de Mena. [Fuente: Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 29, carpeta 17. 7 folios].
 
 
Plaza Mayor de Trujillo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 5 de octubre de 2014

PASAJEROS A INDIAS (2).


Alonso de la Cruz Crespillo (1589-?).

En diciembre de 1610 se presentó Alonso de la Cruz Crespillo, como pretendiente para pasar a las Indias, y pidió la siguiente averiguación ante el alcalde mayor de Antequera, el Doctor Francisco Diaz Villalón, e por D. Fernando Enríquez de Linares, corregidor de ella por su majestad, y por ante mi el escribano. [Se formulan una serie de cuestiones que después ratificaran los correspondientes testigos. Incluye fe de bautismo]. De toda la información se desprende que Alonso de la Cruz era natural de Antequera, bautizado en la Iglesia de San Pedro de esta ciudad, el 10 de mayo de 1589, que es hijo legítimo de Alonso González Crespillo y María Romera, que fueron casados y velados según la santa Iglesia. Cristiano viejo,  que es de edad de 22 años, de buen cuerpo, barbado con una señal de carbunco en la sien del lado izquierdo e otra señal de herida en la muñeca del brazo izquierdo. Soltero, que no he sido casado y que soy persona libre para contraer matrimonio, no he cometido ningún delito, por el que desmerezca mi persona, e soy pacifico, honesto e recoxido de buena vida e fama y en tal posesión tenido. Abuelos paternos: Pedro Gil e Catalina Alvarez, abuelos maternos: Pedro Sánchez de los Herradores y María Romera; todos vecinos de la dicha ciudad de Antequera, gente muy honrada y cristianos viejos. Que el hermano legítimo de su padre, Gabriel Gonzalez Crespillo es familiar del Santo Oficio de la Santa Inquisición de este reino de Granada.
 
En 1618 en el Expediente de información y licencia de pasajero a Indias de Alonso Carillo de Orozco, gobernador de las provincias de los Musos y Colimas, al Nuevo Reino de Granada, pide permiso para que le  acompañaran seis criados, todos naturales y vecinos de Antequera, uno de ellos era el propio Alonso de la Cruz Crespillo.
Unos años después, en 1621, en la ciudad de los Reyes del Perú [antiguo nombre de la fundación de la ciudad de Lima por los españoles en 1535] en dos días del mes de marzo del dicho año, se produce una petición de Alonso de la Cruz Crespillo, ante D. Juan Arévalo de Espinosa, Caballero del Hábito del Alcántara, Alguacil Mayor de la Inquisición de este reino, y alcalde ordinario de esta ciudad, para el oficio de escribano y notario público de estos reinos. Presentó los requisitos para tal oficio por lo que dice que reside en estos reinos más de quince años, que tiene de caudal más de 500 pesos, y que el hermano legítimo de su padre, Gabriel Gonzalez Crespillo es familiar del Santo Oficio de la Santa Inquisición de este reino de Granada.
 
 
[Transcripción libre de los documentos abajo mencionados].
Fuentes: Archivo General de Indias, Contratación, 5360, N. 14; Archivo General de Indias, Lima, 183, N. 77.


 

viernes, 3 de octubre de 2014

Redención de cautivos cristianos: el caso de Pedro Crespillo. Año 1632.

 
Pedro Crespillo [ de la Puebla ] nacido en 1607, natural y vecino de Écija, trabajador del campo, era hijo de Pedro Fernández Crespillo y de María de la Puebla, ambos vecinos de la ciudad astigitana.
Hacia el año 1626-27 debió organizarse en Écija un levantamiento de soldados para acudir en ayuda de las posesiones que la monarquía de Felipe III tenía en las costas de Marruecos. No era la primera vez que Écija aportaba soldados para sostener la política exterior de España en el Norte de África, y más concretamente, para la defensa de La Mámora.  Tal vez, Pedro Crespillo junto con varios vecinos de Écija y de pueblos próximos, como el caso de Carmona, se alistó como voluntario para formar parte del ejército de infantería, y poder obtener así algún dinero como soldado de su magestad. En un momento en que todavía el sistema de reclutamiento era más o menos voluntario, el obtener los soldados necesarios para una empresa militar era una labor ardua por la dificultad de reunir el número suficiente de hombres. Era frecuente que los capitanes nombrados por el rey para levantar dicho contingente, dispusiera de oficiales que recorrían los pueblos de su distrito con el fin de buscar varones para completar el número necesario de la compañía.
¿Cuál sería la razón que llevó a nuestro protagonista inscribirse en el ejército?. Probablemente las necesidades económicas llevó a Pedro a obtener los ingresos necesarios que el campo no le ofrecía. En ocasiones los reclutadores preferían acudir a lugares con tierras buenas, fértiles y populosas donde los excedentes de la mano de obra fueran posibles. Pedro debió encontrarse en esos momentos sin trabajo en el campo y con dificultades económicas lo que le llevó a su ingreso en el ejército. Los pocos soldados reclutados debieron trasladarse, desde Écija junto con el resto de la compañía, hacia la ciudad de Cádiz. Allí se embarcaría en las llamadas "galeras de España".
 
 
Dibujo de una galera del S. XVII-XVIII
 
Tras la travesía del Estrecho, partieron hacia el sur de la ciudad de Larache. La misión era defender los territorios de La Mámora.
Sin embargo su destino sería otro, una húmeda mazmorra de la antigua alcazaba llamada de Salé.
Fue en la defensa de esta plaza cuando Pedro Crespillo, junto con otros soldados embarcados en una de estas viejas galeras, fue hecho prisionero por los moriscos de la alcazaba de Salé. Pedro se encontraba en la barra de La Mámora, cuando su embarcación encalló en un banco de arena. En esta circunstancias y estando a merced del enemigo que los rodeaba, fue capturado junto con el resto de soldados y marineros.
 

Plano de la fortaleza de La Mámora

Probablemente el episodio tuvo lugar entre 1626-1627. Existen algunas referencias en la historiografía en la que se comenta la noticia de la pérdida de dos galeras en este último año.
Toda la información acerca de la liberación de estos cristianos cautivos en el Norte de África, las peripecias del viaje, y toda una serie de detalles del mismo, aparecen en los llamados libros de redenciones, recopilados por los frailes trinitarios, sus liberadores, que efectuaron más de una veintena de viajes a Berbería a lo largo del S. XVII, y fuente utilizada por nosotros para redactar estas líneas.
El destino de todos los cautivos capturados era el permanecer recluidos hasta su rescate, que consistía en el pago de cierta cantidad de dinero y especie por parte de instituciones o particulares procedentes de España. El sistema utilizado era el del canje. Sin embargo, la situación de cada uno de ellos era más que incierta y, en muchos casos, la mayoría no regresó. A las penosas condiciones de vida, y a la espera del posible rescate se les unía las enfermedades y las bajas por efecto de las epidemias. Se rescataron más de un millar de cautivos originarios de España y de otros países. Además de soldados, se liberaron personas de diversa condición económica y social, como religiosos, pescadores, comerciantes, pastores, o simplemente, viajeros que volvían de las Indias. Aunque la mayoría de los encarcelados eran hombres, también era frecuente encontrar a mujeres y niños. Uno de los integrantes de estas listas de cristianos redimidos fue el protagonista de este artículo, Pedro Crespillo, que junto con otros soldados, algunos de Écija, de Sevilla y otras localidades, formaron parte del grupo de los cautivos redimidos de Salé en 1632. 
Pedro permaneció prisionero cinco años y medio, un tiempo bastante largo para poder resistir en las duras condiciones en las que se encotraban los encarcelados, probablemente su juventud, 25 años de edad, y su buen estado de salud, se lo permitió. Fue Fray Sebastián de la Madre de Dios, de la Orden de los Descalzos de la Trinidad, el encargado de la redención que se llevó a cabo en agosto de ese último año. En el número 39 del total de 51 cautivos redimidos, aparece la inscripción correspondiente a Pedro Crespillo con la siguiente información:

39. Pº Crespillo. 2.720 Reales.
Rescatose Pedro Crespillo, natural de la ciudad Ecija, de 25 años de edad, hijo Pedro Fernández Crespillo y María de la Puebla, hace cinco años y medio que fue cautivado en la barra de la Mamora en las galeras de España a que iban a dar socorro a dicha plaza yendo por soldado en ellas. Todo este tiempo lleva cautivo en la Alcazaba de Sale, en poder de Amet Hezote con el cual el padre redentor concertó su rescate en 2720 reales, la una parte en plata doble, y las dos en haciendas de bonetes y paños belartes, palmillas y cochinillas. Pagados en Larache, y en fe de ello, lo firmé con el dicho redentor. Fray Sebastián de la Madre de Dios y Tomás de Carrero, escribano.
Realizadas las diligencias necesarias con las autoridades musulmanas, y concluido el canje, los padres redentores iniciaron el viaje de regreso a España, no sin algunas penalidades. Así podemos constatar por el libro de la redención, como la partida desde la fortaleza de La Mámora hasta Larache, en dos barcos en los que se encontraban los cautivos junto a los religiosos y el escribano, se vieron sorprendidos por una fuerte tempestad en medio del mar. Ninguno de los cautivos liberados pereció en la tormenta, y todos, según nos cuentan los frailes, llegaron sanos y salvo a su destino.
Una vez en España, los padres trinitarios organizaron el viaje de regreso hasta Sevilla desde la ciudad de Tarifa, el 26 de septiembre de ese último año.
 
Todas las empresas de la redención terminaban en la capital hispalense con una procesión por las principales calles de la ciudad, donde el padre redentor y los demás religiosos, caminaban en fila junto a los cautivos liberados. Aunque los padres redentores continuaban después su marcha hasta Madrid, lugar donde concluía la empresa de la redención, será en la capital andaluza donde entregaban a los cautivos los correspondientes autorizaciones. Se trataría de pasaportes o salvoconductos con el sello de la redención que les permitía transitar por los caminos sin peligro de ser nuevamente apresados por las autoridades, y poder volver a sus lugares de origen. Con ropa y calzado proporcionado por el padre prior, Pedro Crespillo, junto con el resto de los cautivos, decidió volver a Écija.
Nuestra fuente de información son los libros de redención de cautivos cristianos elaborados por los frailes de la Santísima Orden de la Trinidad, llevada a cabo a lo largo del siglo XVII. Archivo Histórico Nacional. Códices. Libro Nº 127.